A pesar de ser uno de sus objetivos, el PNIEC no presenta políticas ni medidas que permitan mejorar la salud de las personas
Acció Ecologista-Agró presentó alegaciones al PNIEC 2023-2030 por mostrarse completamente desfasado de acuerdo con la realidad territorial y las necesidades energéticas del modelo de vida actual, en el contexto de emergencia climática en el que vivimos y que debemos afrontar. Además, como ya expresamos en un comunicado anterior, sugerimos una serie de modificaciones a fin de subsanar deficiencias detectadas en materia de soberanía alimentaria y reto demográfico. Ahora queremos hacer hincapié en la necesidad de incorporar de forma real la salud en el borrador y dar a conocer las propuestas que planteamos durante nuestro ejercicio de la consulta pública para conseguirlo.
El PNIEC al centrarse más en cuestiones energéticas, deja sin definir aspectos relacionados con la interacción del cambio climático y sus efectos sobre la ciudadanía. Así, a pesar de que el marco estratégico en el que se desarrolla el plan tiene entre sus objetivos mejorar la salud de las personas, este asunto ha sido fundamentalmente olvidado en la redacción del documento, pues no presenta políticas ni medidas que ayuden a su alcance.

Las referencias a la salud en el PNIEC se reducen a meras menciones, tras las cuales no hay nada que rascar
Es cierto que a lo largo del texto es posible encontrar múltiples referencias a la salud pública. Pero la realidad es que casi ninguna de ellas ahonda en las implicaciones del PNIEC al respecto. Las pocas que lo hacen parten de una perspectiva selectiva y sectorial, relegando los problemas medioambientales relacionados con la salud humana a la contaminación atmosférica. Quedando fuera los impactos relacionados con la contaminación y la escasez del agua o la inseguridad alimentaria. También aquellos derivados de la exposición a productos químicos, los residuos, la contaminación acústica o la lumínica.
De la misma manera, se aluden los riesgos por las olas de calor, sequías, incendios, tormentas fuertes, inundaciones o la pérdida de biodiversidad. Por citar algunos de los determinantes ambientales señalados por la OMS. En el resto del texto las menciones a la salud pública aparecen como palabras claves dispuestas de manera estratégica con el propósito de dar a entender que el plan aborda la salud pública. Sin embargo, más allá de la mera mención, no hay nada que rascar.
Para empezar, dentro de este intento de despiste, llama la atención que en la presentación del borrador se afirme que en el PNIEC se han identificado sinergias con la salud pública mediante el «Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente» (PESMA). Unas sinergias que tras su mención se diluyen, ya que esta es la única vez que a lo largo del documento se cita el PESMA. De hecho, ni tan siquiera, en el Anexo H sobre <<Interacciones con otros planes y programas>> figura este plan entre los principales instrumentos de planificación con los que se interrelaciona el PNIEC.

Junto a la salud pública, el PNIEC deja a un lado la educación ambiental
Tampoco se alude en el borrador a la «Estrategia de Salud Pública 2022», de la que forma parte el PESMA. Por lo que, no es de extrañar, que no se atribuyan responsabilidades al Ministerio de Sanidad ni al Observatorio de Salud y Cambio Climático. Cuando este último precisamente se creó como instrumento de análisis, evaluación y seguimiento de los efectos del cambio climático en la Salud Pública y el Sistema Nacional de Salud. Siendo su fin el de ejecutar políticas de adaptación que permitan reducir la vulnerabilidad de la población española frente al cambio climático.
En este vaivén de contradicciones, además llama la atención que de los 24 objetivos de la «Asamblea Ciudadana del Clima» a los que el PNIEC asegura contribuir, ninguno esté relacionado directamente con la salud. Asimismo, el borrador señala que en la actualización del PNIEC se han tenido en cuenta las conclusiones del trabajo de dicha asamblea. Sin embargo, el texto no recoge algunos de sus objetivos relacionados con «involucrar a la sociedad para actuar frente al cambio climático». Tampoco con «difundir y universalizar la información sobre cambio climático, y que sea veraz, con base científica, clara, pedagógica y accesible, evitando la difusión de información falsa». A pesar de ser imprescindibles para mejorar la salud humana tal como señala el PESMA.

En este sentido, debemos señalar que, aunque en el borrador del PNIEC se abstraiga también de esta cuestión, la educación ambiental juega un papel relevante. Sobre todo de cara a formar una ciudadanía ambiental crítica y participativa, en defensa de su entorno natural y a nivel local.
Realizamos 6 propuestas a través de las alegaciones presentadas para favorecer la inclusión de la salud pública en el PNIEC
Con lo expuesto, es obvio que en el PNIEC, no quedan claras las alianzas y la interrelación entre Salud Pública, Medio Ambiente y Cambio Climático. En consecuencia, desde Acció Ecologista-Agró, realizamos a través de las alegaciones presentadas las siguientes peticiones.
- La incorporación del PESMA y la Estrategia de Salud Pública 2022.
- La inclusión del Ministerio de sanidad, el Observatorio de Salud y Cambio Climático y el CENEAM.
- La realización de planes de gestión integral descentralizados.
- La elaboración de una guía formativa para promover la ciudadanía ambiental y la conciencia ecológica.
- El diseño de programas de formación continuada para los y las profesionales de la salud, y de educación entre otros.
- La realización de inversiones para «ecologizar» las instalaciones de la atención de salud. Por ejemplo con el uso de paneles solares, equipos de eficiencia energética y gestión de residuos, para convertir el Sistema Nacional de Salud en resiliente frente al cambio climático y con bajas emisiones de carbono.