Artículo de opinión de Amparo Gómez
Nadie pone en duda, y menos los amantes de la naturaleza, que hay que realizar una transformación energética que ayude a salvar el planeta, si es que todavía estamos a tiempo. Tras muchos años perdidos, la Unión Europea y el Gobierno español han puesto repentinamente encima de la mesa una ingente cantidad de dinero para poner en marcha toda clase de proyectos de energías renovables. En principio, no es mala cosa. El problema es que las prisas y la avaricia de los especuladores no son buenas para un desarrollo realmente beneficioso para la transición ecológica.
Hacer las cosas precipitadamente puede generar más males a la naturaleza, y a nosotros mismos, que lo que se pretende solucionar. Es el caso del proyecto del Parque Fotovoltaico Valentia Edetanotum de 210 Mw localizado en Segorbe, Nules y Moncofar y que promueve la empresa Harbour Maestrat 5. Esta empresa forma parte de una red de pequeñas empresas con el mismo directivo (Antoni Llorens) distribuidas por media España, lo que le permite decir que aquí es valenciano, en la Mancha, manchego, y en Extremadura, extremeño.
Todas son filiales de EnerHi, marca comercial de Energy Harbour Investments, con sede en Sevilla. Este entramado empresarial, con sucursales en toda España, y vete tú a saber dónde más, se ha lanzado a por los sabrosos fondos europeos como los niños de una escuela se lanzarían sobre una gran tarta en la puerta de un colegio. El problema es que ellos y nosotros nos podemos indigestar.
Una gran parte del proyecto se ubica al pie de la Sierra Calderona, un parque natural de gran valor medioambiental. Es una zona llena de casas de campo y en las que actualmente (consecuencia de la pandemia) viven permanentemente muchas familias, y muchas otras pasan aquí fines de semana y veranos.
El primer paso del proyecto debió ser la firma de un convenio entre el Ayuntamiento de Segorbe y el promotor. Decimos “debió ser” porque este convenio no lo han hecho público, ni aparece en la web del ayuntamiento. Evidentemente, el ayuntamiento se lleva una buena tajada inmediata por las licencias de obras. ¿Desarrollo local sostenible? Es posible que se creen unos 5 puestos de trabajo fijos (los cuidadores y vigilantes de la planta). No parece una gran mejora para la economía segorbina a cambio de destrozar un valle.
Además, los numerosos residentes en las zonas afectadas no han sido informados con antelación, posiblemente porque han sido considerados por la alcaldesa de Segorbe como ciudadanos “de segunda” que, aunque pagan sus impuestos en Segorbe (IBI urbano, basuras, etc.), no votan en las elecciones al no estar muchos de ellos empadronados allí.
La marca EnerHi, es ciertamente un modelo de marketing. Consciente de los problemas medioambientales y del posible rechazo a sus instalaciones por parte de la población afectada, además de presentarse como local en cada lugar, muestra un encomiable interés por la ecología y el desarrollo regional. En su web se pueden leer cosas como estas: “EnerHi es diálogo, territorio y factor humano”. O esta: “El futuro de la España Vaciada es nuestro futuro. Comprometidos con su desarrollo socioeconómico. Con el mundo rural, con sus necesidades”. Nobles propósitos los de esta empresa, pero que lamentablemente no se corresponden con la realidad.
Para empezar el proyecto de planta fotovoltaica ocupa el territorio del Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) de la Sierra Calderona y la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), un espacio protegido de 3 millones de metros cuadrados en el que se pretenden instalar 250,000 placas solares. Una transformación radical de todo este valle de gran riqueza paisajística y medioambiental, con cultivos en plena producción, pinares, olivos y algarrobos centenarios, dos árboles monumentales catalogados, numerosas especies de aves rapaces, siendo zona de caza y campeo de especies protegidas como el águila perdicera y el búho real.
La empresa promotora presentó, como es preceptivo, un Informe de Impacto Ambiental. Este informe tiene tantos errores que es un insulto a la inteligencia. Algo curioso, y hasta divertido, es un párrafo donde se dice que tendrán en cuenta el Plan de Desarrollo Local de La Carlota (un municipio de Córdoba). Es una muestra palpable de cómo se están haciendo estos proyectos: un “corta y pega” rápido e irreflexivo con el propósito de conseguir parte del pastel puesto por los gobiernos sobre la mesa.
Los residentes en la zona afectada (unas 70 viviendas rurales, muchos de ellos residentes fijos) han organizado una Plataforma contra este proyecto. Pero los responsables medioambientales también se han manifestado: a) El Órgano Rector del Parque Natural de la Sierra Calderona ha emitido un informe desfavorable; b) La Conselleria de Transición Ecológica ha emitido un informe desfavorable; c) La Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad ha emitido un informe inviable para la zona del proyecto que ocupa Nules-Moncofa, y un informe desfavorable desde el punto de vista de afección al paisaje para todo el parque fotovoltaico.
La pelota está en el tejado y es ahora el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico quien ha de tomar una decisión. Sin embargo, el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana, indica en su Artículo 49 que la Generalitat tiene competencia exclusiva sobre las materias de territorio, urbanismo, patrimonio cultural, de espacios naturales y tratamiento especial de zonas de montaña. ¿Se ha derogado el Estatuto de Autonomía?
En resumen, un proyecto que no cumple ninguno de los criterios razonables para ir adelante pero que si nadie lo remedia será aprobado por el Ministerio en contra de las normas y organismos valencianos apoyados en su Estatuto de Autonomía.
Artículo de opinión de Amparo Gómez, portavoz de la Plataforma contra la Fotovoltaica Calderona.
Artículo publicado originalmente el 4 de abril de 2023 en El Económico.
